Quizás debí partir diciendo esto…

Eso fue lo que sentí en nuestro Q&A de la semana pasada, junto a algunos de nuestros miembros premium… esto debí decirlo desde el inicio.

Pero no sabía que había tantos en esta comunidad con dudas profundas sobre cómo potenciar sus negocios, crecer en ventas y poder vivir de aquello que les apasiona.

Así que me he puesto a pensar estos días sobre algunas recomendaciones que puedan ser de gran valor y que he podido aprender en las diferentes empresas que he fundado y liderado.

Hoy compartiré contigo 3 consejos que te pueden servir.

Primera lección: invierte inteligente

Recuerdo hace muchos años atrás un conocido me ofreció que hiciéramos una empresa de consultoría. Lo conversamos, le di algunas vueltas y me pareció una buena opción.

Entonces él me dijo: “nos compraremos un macbook para cada uno para que nos tomen en serio”.

En ese momento me bajé del negocio.

Cuando estamos comenzando no podemos pensar poner el dinero que no tenemos en cosas que no marcan la diferencia. Claro que entiendo que la imagen importa, pero importa mucho más tener una estrategia de captación de clientes, un producto validado y una estructura de costos que permita generar beneficios en plazos cortos.

Eso no lo olvidé nunca más. Así que antes de hipotecar tu casa, vender el carro, pedir un préstamo o buscar inversionistas, asegúrate de tener un plan inteligencia de inversión.

Y eso traduce en operar con bajos costos y dedicar el dinero a aquello que genera ingresos de forma directa, todo lo demás que no te importe tanto.

Recuerdo cuando inicié Smart Coach el año 2013 los videos los hacíamos con mi celular, sin micrófono adicional y la iluminación era un foco de patio demasiado potente, que cubría con una hoja para difuminar el brillo. Aún en YouTube puedes ver esos primeros videos. ¿Perfectos? ¿una pieza de arte comercial? ¡CLARO QUE NO!, pero te contaré algo… vendíamos y nos permitía poner el dinero donde realmente se hiciera notar a fin de mes.

Segunda lección: asóciate solo con quienes tengan esto…

Recuerdo una reunión que tuve en un café de Santiago de Chile hace más de una década.

Estaba comenzando una empresa y me reuní con una colega que me pareció que podría ser un aporte para el proyecto que partía.

Luego de contarle la idea me dijo: “yo soy una profesional preparada, no estoy para castillos en el aire”.

Legítimamente ella buscaba un trabajo con condiciones claras y una transferencia todos los meses en su cuenta, no la aventura de crear algo nuevo que no existía en ese momento.

El “castillo en el aire” generó más de 10 millones de dólares tiempo después, pero no fue gracias a su espíritu, sino a que las primeras 2 personas que se plegaron a mi entraron por pasión y compromiso, no por interés monetario.

Así que no te asocies con gente que está viendo cómo repartir un “animal” que aún no se ha “cazado”. Mejor hazlo con aquellos que compartan una visión contigo y tengan el suficiente compromiso que estarán dispuestos a lo que haya que hacer, a la hora, el día y lugar que sea necesario, aunque no reciban nada más que tu gratitud luego de esa faena.

Aléjate de los oportunistas y comerciantes en las etapas iniciales, ya habrá tiempo para hacer algunas cosas con esa gente, pero no si estás partiendo o queriendo hacer crecer lo que tienes.

Tener tu negocio no es correr los 10 metros planos, sino que hacer una maratón tras otra… para hacerlo sin morir en el intento necesitas un equipo que está dispuesto a ponerse delante de ti cuando te quieren herir y de levantarte cuando te hayan dado.

Tercera lección: sé lo más sexy que puedas

Da lo mismo la industria, el momento del proyecto, la edad que uno tenga, el tipo de producto o servicio, si no eres sexy entonces estás fuera del juego.

Hacer un negocio se trata de conectar, enamorar y cultivar esa emoción el mayor tiempo posible, entendiendo que todo terminará algún día y eso está bien.

Lo que sea que estés haciendo o quieras comenzar a hacer piensa por un instante cómo lo puedes transformar en algo más “sexy” para las personas que quieres que se enamoren de ti, de tu empresa, de tu producto o servicio.

Hazlo escaso, diferente, especial, pero por favor no lo hagas uno más. El mundo está repleto de cosas y gente que no cautiva a nadie y esos no son los que sobreviven y crecen en los negocios.

Crea una historia alrededor de ti y de lo que haces. No te digo que mientas. No es necesario. Toma tu propia historia y cuéntala de una forma “sexy”.

Reúne con tus clientes de manera que cautive, genere esas ganas de “quiero saber más”, “qué interesante” o “es admirable”.

No importa si no te compran. Si lograste ser “atractivo” para sus mentes, entonces hablarán de ti con otra gente que quizás sí te comprarán.

Haz una lista de todo aquello que consideras que es común y sin valor en ti, o de las dificultades y cosas que tratas de meter debajo de la alfombra y vuelve a revisarlas, una por una, preguntándote cómo puedo contar esto para que sea sexy, para que muestre valor personal, valentía, fortaleza, superación, cercanía o cualquier elemento que puedas hacer que la percepción sobre ti y tu trabajo crezca.

Ni te imaginas la cantidad de críticas que he recibido en mi vida y las muchas cosas que me han contado que otros han dicho de mí. Muchas de ellas mentiras, quizás la mayoría.

Confieso que muchas veces me hicieron sentir pésimo esas situaciones, pero si lo miro en perspectiva incluso esos que se llenaron la boca hablando cosas malas de mí vinieron en algún momento a comprarme algo, a tratar de ponerse cerca, de aprender algo o copiarme algo, incluso a robarme algo (literalmente).

Es decir, consideraron que había valor, uno que no veían en sí mismos. Aunque quizás sí lo tenían, pero eran incapaces de reconocerlo.

Una vez me robaron mi camioneta y mientras volvía a mi casa en un taxi, pensaba qué podía sacar de esa situación. Hice una formación que me compró 3 camionetas luego.

Revisa nuestro podcast con César Castro si quieres saber más de storytelling.

Espero que estas tres lecciones que aprendí te sirvan y estés a tiempo de implementarla en tus proyectos. Pronto compartiré otras contigo.

Un fuerte abrazo,

Isaías Sharon

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